El poder de nuestra mente
- Cristy Mesta
- 3 jun
- 3 Min. de lectura
La vida es dual. Con toda su belleza, nos trae también momentos de oscuridad. Nadie desea el sufrimiento, nadie escoge conscientemente el dolor. Sin embargo, la mayoría de las veces es precisamente en estos momentos cuando sale lo mejor de nosotros. Como si la herida fuera la puerta por donde entra la luz, el dolor se convierte en maestro que nos orilla a reconstruirnos, a reinventarnos, a evolucionar y a sacar lo mejor de nosotros mismos. Esta transformación personal, aunque dura, es la puerta a un nuevo despertar.

Tuvimos en el podcast a Marcela Ramírez, autora del libro “Un durazno”. En su caso este despertar fue haber enviudado. En mi caso fue un divorcio. Pero este renacer no ocurre solo, sino que es impulsado por una búsqueda profunda para encontrar el sentido del sufrimiento. Son nuestros pensamientos, nuestra mente y la forma en que decidimos interpretar lo vivido lo que determina si nos hundimos o si, por el contrario, decidimos llenarnos de herramientas para emerger mejor y más fortalecidas. Aquí es donde se revela el verdadero poder de la mente y su capacidad de transformar la experiencia.
Siempre les platico de mi curso de Aplicación Mental, y es aquí donde lo vemos claro. Porque sí, la mente es creadora. Genera no solo ideas, sino realidades. Lo que pensamos, lo que nos repetimos internamente, se convierte en nuestra percepción del mundo y, lo más importante, se convierte en nuestra realidad. Por eso, aprender a observar nuestros pensamientos es el primer paso para cambiar lo que sentimos y, en consecuencia, lo que vivimos: somos lo que pensamos. Esta consciencia mental es una forma de empoderamiento personal y emocional.
Y si el pensamiento crea, las palabras lo potencian. Las palabras tienen frecuencia, vibración y energía. Y tanto nosotros, como el mundo que nos rodea, somos energía. Con las palabras podemos sanar o herir, abrir puertas o cerrarlas. Cuando aprendemos a hablar con intención, cuando usamos palabras que nos elevan en lugar de hundirnos, estamos transformando nuestro mundo desde adentro. Decirme a mí misma: “soy capaz”, “estoy en paz”, “esto también pasará”, puede parecer simple, pero son semillas que, con el tiempo, florecen en fortaleza. Esta práctica de afirmaciones positivas forma parte del trabajo mental diario que comparto constantemente.
En esta charla con Marcela, nos platica que esta búsqueda por transformarse, entre muchas cosas que ha vivido, la llevó al desierto de Atacama en Chile. En este lugar, por su altitud, la energía del consciente colectivo —los pensamientos, miedos y creencias compartidas por la humanidad— no tiene la misma fuerza. No hay internet, no hay electricidad y no hay celulares. En este desconecte se genera la capacidad de escuchar algo que normalmente olvidamos: nuestra propia voz interior. Volver a esa voz es parte esencial del proceso de reconexión espiritual y mental.

En este silencio, es más fácil recordar algo esencial: que nuestra mente no solo interpreta la realidad, sino que tiene el poder de crearla. Somos co-creadores constantes de la vida que experimentamos. Este poder no es mágico, sino profundamente humano: elegir qué pensar, qué creer y qué construir con lo que nos pasa. Ese es el núcleo de cualquier proceso de crecimiento interior.
Es importante que les diga que tener este conocimiento no me convierte en experta ni en alguien que siempre lo logra. Saberlo no significa que lo aplique a la perfección cada día. Como dice mi maestra de Aplicación Mental: “tengo mi lado chango”. Como todos, estoy en el camino, sigo en la búsqueda y en la lucha interna, que a veces gano y a veces me toca seguir aprendiendo.
Escribo esto no desde la cima, sino desde el viaje. El verdadero crecimiento no está en parecer impecable, sino en mantenerme despierta, comprometida y, sobre todo, humana. A veces lo logro, a veces me tropiezo, pero siempre trato.
¡Les dejo un beso!
C
EPISODIO DE EN LA MISMA PÁGINA RELACIONADO:
En este episodio hablamos con Marcela Ramírez, autora de Un durazno, sobre el poder de la mente como herramienta para sanar. Conversamos sobre cómo el dolor —ya sea una pérdida, un divorcio o una crisis personal— puede convertirse en una puerta hacia el crecimiento. También exploramos el papel del lenguaje, la intuición y la importancia de escucharnos en silencio, como lo hizo ella en el desierto de Atacama. Un episodio para quienes están en el camino de reconstruirse, que quieren recordar que la mente no solo interpreta la realidad, sino que también puede transformarla.
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