El peligro de pensar sin leer

En cuanto me enteré de que el siguiente evento de En la misma página, podcast de las cofundadoras de LEAF, sería con la visita de Guillermo Arriaga, al fin me armé de valor para empezar uno de sus libros. Salvar el fuego fue el primer título que me llamó la atención, no porque sea una de sus obras más reconocidas, sino porque su trama gira en torno a algo que nunca había intentado observar, ni siquiera a través de la literatura.

Un día, tomándome un descanso de mis tareas, decidí (según yo) despejar mi mente iniciando la lectura de Salvar el fuego. El inicio no me relajó ni despejó mi mente, pero por primera vez me hizo pensar. Qué raro era no solo leer las palabras “disparos”, “armas” o “herida” en una página, sino visualizarlas como nunca antes. No había reflexionado en ello desde la lectura: una descripción tan cruda y vívida de la violencia, del miedo o de la necesidad de escapar para salir vivo. El libro me sacaba de mis casillas, y precisamente por eso quería seguir leyéndolo.

El mismo día que empecé a leer a Arriaga, hablé con mi abuelo por teléfono y le comenté mi intención de leer más libros crudos como Salvar el fuego. Su sugerencia fue que, en lugar de eso, leyera cosas más positivas, que no me generaran estrés. Si mi abuelo lee esto, una disculpa, porque fue un consejo que no quise seguir. Al contrario, eso era justo lo que necesitaba: leer temas ásperos para realmente pensarlos. Énfasis en realmente.

Evento de LEAFest, dedicado a la narrativa y la reflexión sobre la obra El hombre de Guillermo Arriaga.

Sucedió el día en que Guillermo Arriaga entró en Akadem y se sentó a platicar sobre El hombre, su narrativa y sus experiencias; incluso hizo bromas —mención honorífica: “la diferencia entre la literatura y el cine son los hoteles”. Sentada, escuchándolo, me llamó la atención lo que comentó acerca de escribir un libro de protesta, un libro contra todo lo que es fácil, rápido y efímero. Claro que habrá quienes se nieguen a leer algo cruel o incómodo, algo que tal vez no quieren imaginar, pero a veces, nuevamente, es necesario. Sí, leo Salvar el fuego porque me di cuenta de que pensaba en la violencia sin intentar comprenderla y observarla.

Firma de libros de Guillermo Arriaga en Akadem

Además, encontré un peligro en pensar en temas —ya sean culturales, históricos o sociales— sin leerlos: es como memorizar teoría sin ponerla en práctica. ¿Cómo hablar de lo que inquieta a la sociedad si no nos permitimos entenderla a detalle, si no nos damos la oportunidad de realmente ver cómo es? Como en muchas cosas, la literatura sirve de respuesta. Permanece en mí la sensación de que hay problemas que, aunque creo poder identificarlos, suceden a distancia de mi rutina y de mi realidad. Por eso, libros como los de Arriaga —libros que son protesta— nos sacan de nuestra comodidad: porque nos enfrentan a lo que no estamos acostumbrados a leer o a ver.

Y al evitar esas lecturas, esos libros que resultan crudos o complejos, tal vez evitamos observar las realidades casi inimaginables, opuestas a la nuestra. Así es como empieza a correr peligro nuestro pensamiento: cuando dejamos de profundizar, de comprender, de evaluar con detalle. Si algo me está enseñando leer a Guillermo Arriaga es que a veces lo que más cuesta leer es lo que más necesitamos entender.

Atte. Bárbara M.C.

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EPISODIO DE EN LA MISMA PÁGINA RELACIONADO:

Una entrevista con Guillermo Arriaga Jordan, productor, guionista y autor de grandes obras como Babel, Amores Perros, Los Tres Entierros de Melquiades Estrada y 21 Gramos. En este episodio, platican sobre su novela Salvar el fuego, la cual fue ganadora del Premio Alfaguara en el 2020 y sobre todo una novela que ha generado muchas opiniones encontradas…no te la pierdas!!